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22,33 €Francis Bacon advirtió de que los hombres que han alcanzado altas posiciones acaban siendo extraños a sà mismos. Consideraba que a la ardua ascensión de los poderosos seguÃa inevitablemente un eclipse que derivaba en «cosa melancólica», pues resulta muy difÃcil resignarse a la vida privada y al retiro. Montaigne confesaba en sus ensayos que en su dedicación a los otros, a la polÃtica, no pudo evitar apartarse de sà mismo.¿Por qué tantos hombres de sabidurÃa se han metido en polÃtica?, se pregunta el autor, en clara alusión a su propia experiencia.Casi todos los intelectuales han fracasado en este empeño: Platón frente a la Corte de Dionisio II en Siracusa; Aristóteles frente a Alejandro; Cicerón frente a Marco Antonio; los intelectuales que sostuvieron la Segunda República frente a la barbarie fascista y los estalinistas. Pero a pesar de la plena dedicación al servicio público como un deber hacia los demás, debe primar una exigente alerta con el ?n de no perder la autonomÃa de acción, la libertad de opinión y la capacidad de retirarse en cualquier momento para cuidar del alma y de sà mismo.Este volumen recorre algunos de los momentos clave de la historia de la difÃcil relación entre el poder y la cultura, ofreciendo un análisis equilibrado, incisivo, valiente y esclarecedor. Supone una reivindicación clara de lo que nunca debiéramos dejarnos arrebatar, guiada por la convicción de que es precisamente en la educación y la cultura donde residen las únicas garantÃas del nuevo e indispensable renacimiento.
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